El tiempo pasa muy rápido. Geoffrey Kondogbia (febrero de 1993) jugará en su cuarto club profesional después de ser traspasado al Inter de Milán a precio de auténtico crack de la posición. El hecho de competir asiduamente y al más alto nivel ha proporcionado al jugador francés una mayor madurez en el Principado con respecto a aquel primer Kondogbia que llega como una hoja en blanco a las manos de Michel, como exuberante acompañante del chileno Gary Medel. Sin embargo, la esencia futbolística del galo sigue siendo muy parecida.
Geoffrey Kondogbia llega a Sevilla muy poco pulido
Desde hace unos cuatro años, Francia ha producido y acumulado cinco jugadores de similar posición y labores en la medular de sus categorías inferiores primero y de la selección absoluta después. Casi como una ‘quinta’ que intenta revivir a Patrick Vieira, los Paul Pogba, Geoffrey Kondogbia, Blaise Matuidi, Joshua Guilavogui o en última instancia Gianelli Imbula representan un tipo de futbolista muy concreto; poseedor de unas condiciones atléticas impactantes y un fútbol de claros rasgos culturales. Comparten muchas cosas.
Fue importante con L. JardimKondogbia llega al Sevilla con la mirada tímida y todo su juego por anclar. Sin adaptación previa y sin calidad táctica, su zancada y su presión destacan tanto en la superficie como profundizando en su rendimiento. Busca demasiado el robo, corre en exceso y llega de arriba a abajo sin comprender bien los tiempos. Con buena técnica individual para el regate y la conducción, Kondogbia deja detalles y partidos de buen nivel. Su desorden anima los encuentros, genera vértigo con sus arrancadas y hasta aterriza en un Planeta Pequeño. No obstante, el fútbol de Geoffrey necesitaba confianza, repetición y partidos. En Mónaco dejaría claro dos cosas: que allí encontraría todo eso y que no será un futbolista muy diferente a lo ya contemplado.
Aunque a cada jugador del perfil de mediocampista que Francia viene disfrutando le distinguen determinadas virtudes que hacen a unos mejores que a otros, Kondogbia cumple en Mónaco con la esencia de esa ‘quinta’ y con lo intuido en Nervión: conduce y controla la pelota antes de pasarla, se concede tiempo con su cuerpo hasta encontrar la ruptura o el apoyo de su compañero, rompe líneas con sus arrancadas y es el centrocampista que se suma a la delantera cuando se busca el robo en campo contrario. Su despliegue físico a distinta altura del mediocentro del equipo (Medel, Toulalan) permite entorpecer la transición defensa-ataque del rival.
En Milan seguirá ofreciendo despliegue y robo
Entre sus excesos o defectos está su inconsistencia. Uno de sus primeros valedores en esta web, seguramente por la francofonía y singularidad del jugador, ya lo advirtió cuando la distancia y la panorámica enfriaban la pasión. Y no fue por un partido en concreto. Kondogbia es un buen futbolista pero deberá sobrevivir sin contagiarse a lo que pueda tenerle preparado el Inter si en los primeros meses los resultados no acompañan. A su favor, en Italia se aprecian sus características. Con prolongar el nivel ofrecido con Jardim, el Inter contará con un buen centrocampista. Colmar las expectativas ya será más complicado.